No sé si recordarás este post sobre los ingredientes controvertidos… A mí me parece interesante tener algunas nociones para poder elegir la cosmética que uso. No siempre lo consigo, porque a veces me confío; otras veces, compro por internet y, no siempre encuentro el INCI del producto, acabo estresada de buscarlo y acabo arriesgándome. Alguna vez he ido a alguna tienda solo a leer los ingredientes de los productos que me interesan, pero no suele ser fácil…
Eso sí, nunca he tenido curiosidad por bajarme ninguna app para el móvil de esas que analizan los ingredientes. He escuchado a gente que las recomienda, pero también he escuchado a personas que han detectado fallos en esas aplicaciones. Así que yo prefiero llevar mis anotaciones en un cuaderno. Cierto es que también llevo siempre encima un cuadro con ingredientes evitables, que es más cómodo porque lo llevo en el móvil y no siempre me acuerdo de llevar el cuaderno; aunque, después de un tiempo leyendo el listado de ingredientes, detectas sin dificultad aquellos que quieres evitar.
Quería escribir este texto a raíz de varias opiniones que leí, podemos decir que en pocos días se me presentaron las dos caras de la moneda. Por un lado, personas que defienden que no hay tóxicos en cosmética, que las cantidades son seguras, que se tiene en cuenta los efectos cóctel y acumulativo, y que las autoridades sanitarias velan porque ésta sea así… Y por el otro, todo lo contrario.
El efecto cóctel es el resultado de mezclar ciertos ingredientes, cómo interacciona en el cuerpo. Mezclas que, según exponen las personas detractoras de utilizar ciertos ingredientes químicos, liberan sustancias peligrosas para el organismo. El efecto acumulativo es el resultado de utilizar un ingrediente de éstos, controvertido, una y otra vez.
¿Mi opinión? De sobras es conocida, aunque procuro no actuar como quimiofóbica; porque intento no serlo. Pero bueno, expresaré mi opinión particular, que no digo que sea lo correcta, pero es la que tengo hoy en día.
Las autoridades (en este caso las sanitarias) han demostrado no buscar, más que nada, el bienestar de las personas. En el caso concreto de la cosmética; yo no soy ninguna erudita, pero sí que me interesa el tema y veo que hay investigaciones y personalidades (por ejemplo, el Dr. Enrique Olvera y su estudio sobre los disruptores endocrinos) que abogan por evitar ciertos ingredientes. Así que yo creo que, si las personas que más entienden, no lo ven claro (o lo ven claro, mejor dicho)… Será por algo.
Además está mi propia experiencia: Como sabes, yo utilizaba (y aún utilizo de vez en cuando) alta cosmética comercial, de esa súper efectiva pero cargada de ingredientes químicos, sin cuidar que los ingredientes sean más o menos controvertidos. Pues bien, empecé a usar cosmética natural, comprada hecha pero de la cosmética que cuida los ingredientes, de origen natural, muchos de ellos ecológicos… Y mi piel ha mejorado bastante, la tengo mucho más controlada, y eso me tranquiliza también. Por otro lado, el tema del cabello: sufro de alopecia androgénica. Llevaba muchos años poniéndome minoxidil, oí hablar de la relación entre el Sodium Laureth Sulfate (SLES) y la caída de pelo y dejé de utilizar ese sulfato. He dejado el minoxidil y solo necesito tomar vitaminas en épocas de caída.
Pese a lo que acabo de decir, no he eliminado por completo todos los llamados ingredientes tóxicos de mis productos. Además de los descuidos, de los que ya he hablado, están los productos que me han demostrado su eficacia (hablo de mis productos preferidos de la marca Mary Kay concretamente) y de todos aquellos que adquiero buscando algún ingrediente concreto… Pero esque, como ya he comentado aquí algunas veces: resulta que si dejamos de utilizar cierto ingrediente durante mucho tiempo, nos volvemos hipersensibles; y yo no quiero que me pase eso. Por ejemplo, me han recomendado (como calmante, por mis problemas de piel) un spray con una muy alta concentración de siliconas. Y, si veo necesidad, quiero poder recurrir a él. Igual pasa con los productos de dermocosmética, que muchas veces no tiene la composición más de tu preferencia, pero es lo que tu piel necesita. En definitiva, cada persona tiene una ‘cosmética preferente’ y luego hay otra, que puede coincidir o no, para solucionar problemas concretos.
Me compré esta crema de Apivita, principalmente por su ingrediente principal: hipérico. La hierba de San Juan o hipérico. Hace un par de años, mi amiga Tamara me habló del uso de aceite de hipérico y me puse a leer antes de comprarlo. Me parecía una opción genial para hematomas, quemaduras y eczemas; pero es fotosensible y no quise arriesgarme, especialmente siendo un aceite. Pero vi esta crema. No me la compré yo, pero seguí leyendo sobre el tema y, pese a tener algunos ingredientes que suelo evitar, me decidí a comprarla.
De esta crema estoy harta de hablarte. Vi su INCI y, en cuanto tuve la oportunidad la compré. Como muchos de mis cosméticos, está certificada por EcoCert, está plagada de aceites y extractos vegetales y encima no es cara (9€ creo que me costó). Pese a no gustarme mucho en un principio y no tener un olor muy bueno (tampoco huele mal, pero no es de esas cremas con efecto aromaterapia), sé que voy a repetir. Seguro.
Y una última apreciación sobre los ingredientes controvertidos. Los conservantes (principalmente los parabenos, pero podemos hablar casi de todos ellos) aparecen en las listas de ‘ingredientes tóxicos en cosmética’ pero, ¿nos hemos parado a pensar en lo que hace un conservante y qué pasa si no hay conservantes en nuestros productos? En el caso de los cosméticos, podemos ser unos auténticos alquimistas y crear cremas milagrosas pero, si las bacterias las encuentran como un medio amigable, nuestra piel va a dejar de encontrarla tan milagrosa… Hablo de la cosmética hecha en casa o DIY, en la que podemos incluir conservantes como la vitamina E, el ácido cítrico, el aceite de arroz… Pero también podemos extrapolar el tema a la cosmética que compramos en las tiendas. Ya hablaba de este tema en relación a la caducidad de los cosméticos.
Siguiendo con mi opinión personal, respecto al efecto cóctel, en los laboratorios pueden controlar que no se mezclen ciertos ingredientes. Pero, ¿qué pasa si usamos diferentes productos cosméticos que llevan unos y otros? Sí, no todos los productos cosméticos llegan al torrente sanguíneo pero… ¿y si hablamos de, yo que sé, el ingrediente de una vacuna y una nanopartícula de un cosmético, que no se saben hasta qué punto penetran? Y respecto al efecto acumulativo, ¿de verdad puede calcularse que una persona empiece a usar cosmética (maquillaje infantil o de juguete, concretamente, o protectores solares) con 3 años y utilice cosmética hasta los 97? Y, no es verdad que, lo que hace unos años era considerado seguro ahora no lo es tanto? Y no hablo solamente de cosmética. No sé, pienso que es un tema serio.
Como se suele decir, de algo hay que morir. A mí me chifla el chocolate (especialmente el blanco, encima) y no me privo de la bollería industrial, y un largo etcétera de cosas que hago y no debería hacer. Sin ir más lejos, cuánta gente no quiere ver el documental ‘El Sucio Mundo de los Cosméticos’ porque, es verdad, es perjudicial para la salud cualquier obsesión. Quimiofobia incluída.
Ufff… Espero que no se te haya hecho largo, esque cuando me apasiona un tema… Espero no haberte aburrido, al menos. ¿Qué piensas tú de este tema?