Seguramente te has encontrado una infinidad de veces con artículos con títulos como éste, especialmente si eres una persona que sufre de este tipo de piel… Pues bien, hoy soy yo la que va a escribir sobre el tema.
Ya te he contado otras veces que yo siempre he tenido la piel grasa (como diría mi amiga Anaís, piel manteca). Lo pasaba realmente mal, no sabía cómo controlar el sebo. Y no solo en mi día a día, ya que muchas veces se hacía complicado estar fuera de casa más de diez horas, pero lo pasaba realmente mal en los eventos… Veía a la gente luciendo unos maquillajes impecables y a mí se me derretía el maquillaje con el paso de las (pocas) horas.
Usaba productos de cuidado de la piel específicos para la piel grasa, matizador de brillos, papelillos absorbentes del “brillo” facial y, desde que lo descubrí, un spray fijador del maquillaje en los días puntuales. Hoy ha cambiado mi rutina. Muchísimo.
Y esque he aprendido que, cuanto más astringentes son los productos que usamos, más sebo producimos. Y, qué decir si evitamos la crema hidratante por aquello de que ya tenemos suficiente suavidad natural al pasarnos el dedo…
Es verdad que ahora, en verano, mi piel produce más brillo (llámalo grasa, llámalo sudor… O un combo de ambos, que es lo más probable), pero aún así prefiero no excederme con productos que absorban el sebo; porque dentro de unos meses llegará el invierno y… a ver si así puedo prevenir lo que me pasó el año pasado, al menos un poco. El invierno pasado tuve la piel bastante seca y deshidratada. Me costaba controlar este estado de mi piel y, a la mínima que me descuidaba, ahí estaba. Recuerdo cuando me descubrí la zona nasogeniana (alrededor de la línea de expresión que aparece al sonreír) tirante, imagina la cara que se le pudo quedar a alguien que siempre ha tenido la piel grasa… Me he tirado todo el invierno usando varias veces a la semana el analizador de piel, he estado bastante agobiada… Por cierto, si te apetece leer más sobre los estados (y no “tipos”) de la piel, pásate por ‘Tu tipo de piel’.
La limpieza es un paso fundamental en el cuidado de cualquier tipo de piel, pero concretamente, en una piel grasa es muy importante no acumular en nuestros poros sebo y suciedad. Por la mañana utilizo alguna espuma limpiadora (foam cleanser) suave. Desde que descubrí este tipo de limpiadores faciales, son mis preferidos para usar por la mañana. Suelen ser limpiadores de pH neutro (ya se altera el pH de la piel con el agua del grifo, así que… Mejor así), y además resultan muy cómodos de usar. Concretamente para quienes, como yo, usamos el limpiador bajo la ducha. Es verdad que, lo de que sea suave tiene su parte buena y su parte menos buena. Pero bueno, si eres como yo y tienes diferentes limpiadores faciales, si un día sientes que quieres algo más (más fuerte), coges otro. Eso sí, hay teorías que abogan por una limpieza solo con agua. Personalmente, creo que no es buena idea; especialmente si utilizas ingredientes fotosensibles por la noche.
El limpiador facial que últimamente estoy usando todas las mañanas no es un mousse como otros, aunque creo que puedo decir que es una textura más densa que me gusta más. Es de EO Laboratorie y es para pieles normales a secas. También lo hay para pieles mixtas y grasas, pero, como he dicho, prefiero que no me quite el exceso de sebo. Pero bueno, esta es una opción personal. Su composición está muy pero que muy bien, cuesta 3€ y contiene 200 ml.
Estos dos últimos no los he abierto aún, que tengo bastantes abiertos y quiero ir gastando alguno antes. No te puedo decir mucho sobre ellos, más que decirte que están certificados, los dos por EcoCert si no me equivoco.
El resto de mi rutina facial está compuesta por un tónico (en mi caso utilizo un hidrolato, ahora mismo el de azahar), el contorno de ojos y la crema solar. No uso ningún suero ni ninguna crema antes de la crema solar, la verdad (actualizo la información una semana más tarde, procuro usar un suero hidratante antes). Las personas con piel grasa solemos ser reacias al protector solar, ya que muchos tienden a dejarnos la piel aún más grasa y, precisamente lo que solemos buscar es un acabado mate de nuestros productos de cosmética y maquillaje; pero hoy en día encontramos variadas texturas (aceites secos, lociones, geles, cremas…), así que no hay por qué renunciar a la protección solar.
Es verdad que los días que no voy al trabajo tengo una rutina más humectante; ya que es importante para una piel grasa (al igual que para todos los estados de la piel) evitar la deshidratación, porque una cosa es el nivel de lípidos y otra el de agua: utilizo un suero facial y una crema hidratante. Esos días utilizo la protección solar solo si me maquillo para salir a la calle, y no debería ser así, lo reconozco. Bueno, y estoy todo el día aplicándome bálsamo labial, tanto dentro como fuera de casa, que tengo tendencia a los labios secos.
La rutina de noche es más elaborada (tampoco mucho, no te creas), más pausada, para que me sirva para relajarme… Siempre realizo la doble limpieza: una fase aceitosa y otra acuosa. Yo uso un aceite vegetal (normalmente de almendras dulces, otras veces de babasú o de jojoba…). Me aplico el aceite con los dedos directamente, masajeándome, para así eliminar el maquillaje que lleve, la crema solar y el sebo natural de mi piel. Porque, te recuerdo, la grasa disuelve la grasa. Luego aplico el limpiador facial: alterno, escucho lo que me pide mi piel. Estoy aprovechando las necesidades de la piel en verano para usar un limpiador que no me gusta porque lleva Sodium Laureth Sulfate, pero que también lleva bentonita, arcilla rhassoul, extracto de eucalipto… Otras veces, uso un limpiador con enzimas de la fruta o cualquier otro que me apetezca usar ese día. Incluso algunos días opto por hacer la limpieza con el cepillo eléctrico facial.
Una vez en semana utilizo un exfoliante facial. Hay una creencia generalizada de que no se debe usar exfoliante cuando se tiene la piel grasa, y no es exactamente así: no se debe utilizar exfoliantes mecánicos tipo scrub (es verdad que es el tipo más extendido) siempre que se tenga acné, porque extiendes la infección, pero un exfoliante enzimático es una excelente opción… El último que compré fue un exfoliante gommage de arcilla blanca y aloe vera (si te has perdido con tantos tipos de exfoliantes te invito a que leas este post ).
Llevo un tiempo sin usar mascarillas con frecuencia, aunque últimamente estoy intentando ponerle remedio. Aún no puedo hablar de frecuencia de uso, pero sí de las que veo ideales para usar en verano: de arcilla blanca (las arcillas se usan para absorber el exceso de grasa y, concretamente la blanca está indicada para pieles sensibles), de carbón activado y de barro del mar muerto.
Se me ha acabado esta mascarilla de May Kay, que es de carbón activado, pero te la recomiendo por varias razones. Se diferencia de otras mascarillas de carbón porque, ni es tan negra (que da la impresión que tienes una capa de petróleo pegada a la cara), ni es peel off (no me parece una buena idea eso de despegar la mascarilla a tirones, creo que no le debe hacer ningún bien a la piel del rostro) y además lleva también arcilla blanca (caolín). La composición, pues no es la más natural… pero creo que la voy a comprar en cuanto haga pedido a la marca.
Tengo esta otra, que no es más que la arcilla en polvo para mezclarla en un cazo con agua. Yo lo haré así, ya he comentado que no hago mi propia cosmética.
Y esta otra, que la compré la semana pasada. Desde siempre hemos escuchado los importantes beneficios del barro del mar muerto (tanto para la salud como para la estética), y esta mascarilla incluye más ingredientes poderosos: aloe vera, arcilla caolín, mineral iillita, arcilla bentonita, glicerina, extracto de plancton, extracto de algas, extracto de naranja…
Por las noches suelo utilizar este shooting gel de aloe vera en vez del hidrolato. Me gusta utilizar el aloe, para calmar la piel después de la exposición solar.
Luego utilizo el suero. Ahora estoy utilizando este de cafeína, que es justo lo que necesito este verano. Es una emulsión ligera, como una crema; y me encanta cómo huele y lo fresquita que me deja la piel.
Por las noches uso un contorno de ojos diferente. Me gusta mucho, pero comencé a usarlo por la mañana y, con el sudor, notaba cómo me caía por el rostro. Así que decidí usar uno más denso por el día y dejar éste para la noche. Es ‘para más de 50’, pero quise empezar a usarlo, ya que esta zona ha sufrido muchísimo debido a mi piel atopica.
El último paso es la crema hidratante o nutritiva, o directamente un aceite vegetal. Una crema que me está gustando bastante es esta de Garnier Bio. Ya te hablé de ella y del porqué quiero apoyar la línea (siempre que sean productos que me vayan bien). Además, comencé a probar esta otra crema, aunque creo que irá mejor dentro de unos meses, cuando empiece a irse el calor. No digo que me disguste (en absoluto) pero, teniendo abierta la de Garnier Bio, prefiero usar esta crema, que es un poco más ligera. Y reservar la otra “por lo que pueda pasar” en invierno. Otra opción es usar una crema oil free, como esta de Mary Kay.
Otras noches uso un aceite vegetal. Es un mito eso del uso de aceite en una piel grasa. Ahora en verano me gusta especialmente el de jojoba, que es seborregulador, pero también uso mucho el de argán. Para esas noches que estoy más cansada y no me apetece usar sérum, recurro al aceite, que me parece un producto súper completo. Da igual la marca que elijas, pero que sea 100% el aceite vegetal que elijas, virgen (de primera presión en frío) y preferiblemente ecológico.
Por último, justo antes de acostarme, aplico el bálsamo labial. Últimamente estoy usando este de Fancy Handy, de manteca de karité y algas, pero otras noches me aplico manteca de karité directamente.
Pues nada más, esta es mi rutina facial para piel grasa… Ya ves, no hago mucho por retener la piel grasa. Sí que es verdad que, si me maquillo para algún evento, sí que intento ponerle más trabas a que aparezca en escena ese brillo indeseado… Pero eso te lo contaré la semana que viene. ¡Hasta entonces!