Mucho se habla de alimentación durante el embarazo. Los profesionales de medicina se encargan de que las embarazadas tengan una lista con aquellos alimentos que no pueden tomar, pero la cosmética… ¿? Supongo que si eres beauty-junkie, tendrás una idea de aquellos productos que debes evitar, los que son aptos… O acudirás al profesional en dermatología para saber qué cuidados debe tener tu piel durante el embarazo y la lactancia. Pero, ¿por qué no es una de las especialidades que te dicen desde el Sistema de Salud que debes visitar?
Así que hoy quería hablaros de todo ésto.
Partamos de la base de que un cosmético no debe penetrar las capas superiores de la piel por definición, no debe llegar al torrente sanguíneo y tampoco a la placenta pero… Igual que un cosmético debe quedarse en la epidermis y puede causar efecto en la dermis, es lícito pensar que hay sustancias que son absorbidas por el cuerpo humano. Tanto que hay estudios científicos que avalan esta teoría, la de los disruptores endocrinos.
Ante la duda de qué usar, muchas personas optan por cuidar su piel únicamente con aceites vegetales durante esta etapa pero hay quienes, o bien no están cómodas utilizando aceites en el rostro o bien buscan otros efectos más potentes. Pues bien… ¿Qué deben tener en cuenta?
Lo primero, y ésto es algo de sentido común, la piel está, por regla general, más sensible de lo habitual. Entonces, aquellos productos con mayor capacidad de irritación… Mejor no, ¿no creéis?
Otro punto clave es enfocarse en la prevención. Si bien es cierto que hay mujeres a las que, como se suele decir decir, el embarazo les pone especialmente bellas; a otras, el «juego» de hormonas les causa manchas, acné… Y, como siempre es mejor prevenir que curar (y menos invasivo, algo que se ha de tener muy en cuenta en esta etapa)… Además, si hay algún problema y se ha de recurrir a algún medicamento, ¡es más que probable que no se pueda usar! Dicho todo esto, vamos al lío.
Respecto a los aceites, ya hemos hablado de lo beneficiosos que pueden ser los aceites vegetales (no sólo el de rosa mosqueta para las estrías), pero algunos aceites esenciales pueden ser muy perjudiciales. Sin ir más lejos, el de romero puede provocar un aborto, pero otros aparentemente más inofensivos son alergénicos e irritantes. La misma razón por la que es mejor evitar perfumes y fragancias.
Los protectores de la piel:
Los antioxidantes son muy beneficiosos para, precisamente, evitar que nos oxidemos pero… Igual que las personas de piel sensible hemos de evitar el ácido ascórbico, la vitamina C pura, las personas con la piel sensible (por cualquier razón), mejor que opten por sus derivados: tetraisopalmitato, glucósido, etilizado. También se han de evitar los derivados del té y del café, como la cafeína.
Otro grupo son los filtros solares. Ya sabemos que no nos debe faltar la protección solar nunca, y en esta condición ¡menos todavía! Una vez más, la recomendación es la misma que para cualquier piel sensible: filtros físicos y minerales, y que protejan de la radiación ultravioleta (la A y la B), los infrarrojos y la luz visible. Y me diréis «hay filtros solares químicos que, además de infinitamente más estéticos, están testados en pieles sensibles». Ya… Pero, tened en cuenta cuando la piel se sensibiliza tanto, aumenta el riesgo de cloasma y también de melanoma. Y que muchos filtros químicos son, además, ingredientes perjudiciales para la salud.
Sigamos hablando de ingredientes controvertidos: parabenos, formaldehído y libertadores de formaldehído, parafinas, siliconas… Se pueden encontrar mil listas en Internet pero… Si se trata de ingredientes nocivos para cualquier ser humano, imaginaos para una mujer embarazada y un feto…
Hablemos ahora de los renovadores de la piel:
No pueden usarse los retinoides. Ni retinol, ni retinaldehído, ni ácido retinoico… Pero tampoco derivados, como el palmitato de retinol. Y, ¿sabías que hay otro activo cosmético que podría tener beneficios comparables al retinol pero sí puede usarse durante el embarazo? Es el bakuchiol.
Hidroxiácidos. Por un lado hay que hablar de los betahidroxiácidos como el ácido salicílico: son liposolubles y tienen gran capacidad de penetración. Pero no os alarméis, que en cosmética suelen usarse concentraciones inferiores al 2% solamente. Aunque bueno, siempre se pueden optar por activos más suaves, como la niacinamida o el ácido azelaico. Y por otro lado, los alfahidroxiácidos. Aquí recurro a lo que os contaba en este vídeo: no es lo mismo un ácido glicólico que un ácido apto para pieles sensibles (como las de las embarazadas) como el láctico o el mandélico.
Y eso ha sido todo por hoy, no he querido centrarme en problemas concretos pero; si tienes dudas, ¡pregúntame!